Bueno, pues ya estamos
de nuevo aquí estrenando curso.
Como habíamos quedado
en nuestro último encuentro, allá por Junio, el martes 17 decidimos dejar otras
cosas y compromisos para vernos de nuevo
y charlar. Esta vez habíamos quedado en casa de Isabel, por eso, cogimos el
metro y nos bajamos en Aiboa (Algorta) donde tienen la residencia de mayores
las hermanas del Sagrado Corazón y donde
nos esperaba puntual nuestra anfitriona.
Poco a poco fuimos
llegando, Nando y Mari José, María y Cristina, compañera de María recién
llegada del Puerto de Santa María, e Inmaculada, de las Oblatas. Y ya de
camino, fuimos contándonos cosas mientras disfrutábamos del paisaje lleno de
arbolado.
La casa, que fue
antiguo colegio, es amplia y está muy bien preparada para que las 37 hermanas
que viven allí estén bien atendidas. Al poco de llegar, salió a saludarnos Mª José
Arana que, entre otras cosas, dedica parte de su tiempo y su sabiduría a
preparar temas para que sus hermanas sigan activas y despiertas. Y es que, ¡no
os lo perdáis! tienen reunión de comunidad todos los días, menos el miércoles y
algún otro, eso sí que es formación e interés, ¿verdad?
Bueno, pues después de
saludar a algunas hermanas y enfermeras, nos juntamos en un rincón de la
biblioteca para orar y compartir algo de lo vivido desde la última vez. Había muchas novedades y comenzó Nando
contándonos algo del capítulo que habían tenido en Perú; un encuentro esperado
y bien preparado en el que habían dado a luz una única provincia hecha de 13
países: 3 de Europa y 10 de Latinoamérica, todo un reto y un camino para el
cual muchos ya han expresado su disponibilidad, según nos contó él.
Y, de capítulo a
capítulo, porque siguió Inma contándonos el de las Oblatas en Ciempozuelos,
experiencia también de encuentro y renovación, porque el equipo general elegido
está formado por gente joven, y ¡que enchufe! la antigua general viene a vivir
a su comunidad, así que ya estaban esperándola con ganas.
Después, conté yo como
en verano había estado visitando a conocidos y amigos de Teruel y Lérida y
participando en un encuentro sobre las Bienaventuranzas en Valladolid. En él,
me gustó escuchar que Jesús quizá experimentó ya la dicha en el vientre
materno, en aquel saludo de Isabel a María, y que la dicha es algo que todos
llevamos dentro y que estamos llamados a desplegar. Sí, me parecieron palabras
llenas de vida y novedad.
La verdad, como otras
veces, se nos quedó corto el tiempo para compartir lo vivido, así
que…continuará…continuaremos, aunque esta vez no concretamos dónde y cuándo.
Pero tranquilos, ya avisaremos. Ánimo con la vuelta a la misión y con todo.
Mari Jose
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